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El bancavirus que empobrece a los colombianos

"El Estado intervino en perjuicio de los usuarios, adoptó reglas rígidas a favor de los banqueros, cerrando además las puertas a nuevos bancos, permitiendo que una asociación de banqueros llamada Asobancaria controle el monopolio en el territorio nacional, con potestad para colocar rangos en los costos de las operaciones. Técnicamente eso es un cartel, ya que si alguien sale de esos rangos es sancionado, ¿por ¿quién?, por el Estado."

Carlos Andrés Echavarría Blandón
Miembro de número Escuela del Buen Vecino EBV
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En medio de una pandemia, con el país al borde del colapso, con una economía que se viene al piso, vemos que el principal actor económico de los últimos años en todo el mundo parece inmune y hasta apático con la situación que se vive. Eso lo piensa el común de la gente en referencia a la banca, la cual, debería ponerse la mano en el corazón y ayudar en tiempos de crisis. Pues resulta que no es así, el dinero es amoral, y entra en conflicto con el ser humano, que se basa en principios para darle sentido a su vida.

Miremos este aspecto, la banca tiene unas tarifas que todos conocen, incluso se entregan documentadas a la hora de la apertura de una cuenta de ahorros; pero allí comienza el desastre, no se comprende que cuando se quiere tener el dinero a la vista, reclamarlo cuando se desee, no se tiene un certificado de depósito a término, se tiene un depósito de custodia y, esa diferencia es del cielo a la tierra, como lo intentaré explicar de manera sencilla.

Un depósito de custodia, significa que se entrega un bien para ser protegido, razón por la cual el custodio debe poner todas las garantías para que ese bien no se pierda o deteriore, garantizando devolverse cuando el depositante lo requiera; ese servicio no puede ser gratis, así que el depositario deberá cancelar un valor por esa protección. En Colombia, cuando se abre una cuenta de ahorros, los clientes quieren que esa cuenta genere intereses, y, eso en esencia no puede ser.
Si usted quiere no pagar, y quiere que le paguen, el camino sería abrir un depósito a término. Este consiste en que por un periodo de tiempo, usted cede la propiedad de ese bien para no disponer de ese recurso, y le deberán pagar por él. Así que, si se abre, por ejemplo, un depósito a término de 30 días, significa que ese dinero deja de ser suyo por ese tiempo o plazo; cuando este se vence, se le retorna el bien con su respectiva utilidad (interés). Las cuentas de ahorro que pagan intereses, hace creer que se está obteniendo beneficios por tal deposito, pero como nada en la vida es gratis, esos tales intereses los dedica el banco a la eficiencia de pagar todo el proceso de la custodia del dinero depositado. Es por ello que lo bancos colocan “la manzana en el palo del burro”, señalando unos intereses por sus ahorros, pero lo recuperan con cobros como cuotas de manejo de tarjeta, transferencias, expedición de tarjetas, libretas de ahorros, consignaciones nacionales, remesas, extractos, consultas y mucho más...

Preguntamos, ¿son los bancos unos abusivos con esos cobros?, la respuesta no es para nada sencilla, debido a que concurren miles de factores como son: ¿Cuántos son los clientes del banco?, ¿cuánto dinero tiene depositado cada uno?, ¿cuánto cuesta los sistemas de seguridad?, ¿cuántas sucursales de deben abrir?, ¿de cuántos cajeros automáticos se debe disponer?, y siga con más requerimientos que cada corporación debe calcular a la hora de poder ajustar sus tarifas para que el negocio sea rentable. Como desde afuera es imposible determinar todas esas variables, se debe tener un método que realmente permita controlar los excesos en que puedan estar incurriendo los banqueros, y, para sorpresa de muchos, ese controlador no es el Estado, es el mercado. Me explico, si se permitiera el ingreso de nuevos competidores sin las restricciones en favor de antiguos monopolios, se crearía una lucha por eficiencia y eficacia que siempre se ve reflejada en bienes de una mejor calidad y a un mejor precio, ahí ganarían los clientes, por ejemplo, los ahorradores. Tomemos un caso, en la década de los 2000, cuando el hoy inexistente Bancafé, creó un préstamo para vivienda a una tasa del 1% mensual, cosa que para la época era impensable frente a la cuota del mercado que era 1.5%; esa reducción del 33% era considerada una locura llegando a decir que el banco quebraría, pero no, fue un éxito rotundo, todos los bancos se unieron a la ola, bajando sus tasas hasta 0.9%. Se demostró que las tasas eran altísimas y que los bancos podían sobrevivir y prosperar con unos menores márgenes de utilidad. Pero luego llegó el enemigo que sabemos para destruir lo avanzado. Si, el Estado intervino en perjuicio de los usuarios, adoptó reglas rígidas a favor de los banqueros, cerró además las puertas a nuevos bancos, para permitir que una asociación de banqueros llamada Asobancaria, controle el monopolio en el territorio nacional ejerciendo la potestad de colocar rangos en los costos de las operaciones. Técnicamente eso es un cartel, ya que si alguien sale de esos rangos es sancionado, ¿por ¿quién?, por el Estado.

Recordemos la indignación desatada cuando tres compañías productoras de cuadernos acordaron los precios de los mismos, a esos gigantes los sancionaron con altisimas multas, gracias a los medios de comunicación; pero solo eran tres, las demás empresas del país seguían produciendo a sus costos sin intervención. En cuanto a los bancos, vemos un todo, nadie habla y a todos nos roban.

Raro que en un país como Colombia, tengamos tasas en créditos de vivienda por encima del 15% anual, cuando en USA y Europa están alrededor del 4%. Que las tasas en compras por tarjetas de crédito estén casi en un 30% y en USA y Europa como máximo llegan al 8%, y súmele a eso que ningún banco internacional con esas condiciones más favorables logré abrir sucursal en el país. Ese es el verdadero concierto para delinquir entre el Estado y los banqueros, el Estado pone duras normas que impide que otros competidores lleguen al mercado; a su turno, los banqueros crean tarifas irracionales para que sus utilidades sean descaradamente altas, situación que les da amplia comodidad y maniobra para pagar impuestos exorbitantes al Estado. ¿Quienes son los únicos perdedores?, los colombianos de a pie que tienen que destinar parte de sus salarios en pagos que podrían ser menores si contáramos con un mercado libre.

En el primer trimestre del año en curso, los bancos reportaron utilidades por 2.75 billones de pesos. Si aplicamos el impuesto del 30% sobre las utilidades, el concierto para delinquir arrojó $ 1.92 billones para los banqueros y $ 0.83 billones para el Gobierno. Hablamos solo de un trimestre.

En mi condición de libertario, no estoy de acuerdo con la imposición de normas de aberrante favoravilidad para los negocios bancarios, los mismos que se sustraen a la premisa del Estado de derecho, el que ha predicado la igualdad de todos ante la Ley. La solución entonces, es permitir que otros actores lleguen al país, bancos como JP Morgan, BNP Parisbas, Bank of América, Deutsche Bank, entre los bancos más grandes del mundo. Competirían con diversas tarifas, reducirían los costos actuales, aliviarían el bolsillo de los colombianos, y aumentaría exponencialmente los recursos para nuestros gobiernos ineptos e ineficientes. CAEB

Carlos Andrés Echavarría Blandón es Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, Especialista en Gestión Empresarial de la Universidad Santo Tomás. Creador de empresas y líder en emprendimiento con amplio reconocimiento público y privado en razón de sus asesorías e interventorias. Hace parte de la denominada Linea Dura de Colombia Con Principios. Es miembro permanente del H. Consejo de Exaltación Orden Cívica.

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El ingeniero Carlos Andrés Echavarria, regresa a Escuela del Buen Vecino, para analizar el sistema bancario en Colombia. Imagen cincodias.elpais.com