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LA CALLE LO DICE / [email protected]
Por: J. Otoniel Giraldo Vázquez *
[email protected]
La justicia colombiana cada día demuestra ser la más débil y corrupta del mundo, con la novedad ya conocida de que cuando funciona, funciona para `los de ruana`, como ha sido el dicho de los abuelos.
Da grima señores, que si la opinión pública conoce casos escabrosos de presuntos infractores de la ley - personajes de la talla de Armando Benedetti -, seguimos muy frescos hablando de presunción de inocencia, cuando lo que claramente aparece es presunción de responsabilidad por evidencias claramente mostradas por los medios de comunicación sobre patrimonios escandalosos, bultos con fajos turbulentos de dinero, haciendas, casas y apartamentos de alto costo conseguidos de la noche a la mañana, que sumando salarios y prestaciones sociales de funcionarios durante un tiempo de trabajo con el Estado, es claramente imposible computar como claros y legales esos gananciales.
Pero resulta triste y humillante, que `políticos de cuello blanco` siguen pavoneándose como si nada, son sanguijuelas que se la han pasado toda la vida chupándose el erario público a la manera de vampiros, y las altas esferas sociales y medios de comunicación terminan haciendo apología de ellos, los hacen desde el humor personajes célebres, gracia muy bellaca convertida en pésimo ejemplo para niños y jóvenes que terminan convencidos de que esos personajes oscuros pueden cumplir papel de salvadores de la manoseada paz, e incluso como alternativa gubernamental del gobierno cambio.
Que decepción para la democracia colombiana que un ciego quiera ayudar a un `mocho` a pasar un río.
Nuestra debilitada institucionalidad cada día se arrastra más hacia el abismo, todo porque toleramos y somos cómplices de las bandas criminales, las mismas que se hacen a los escritorios para repartir órdenes, para pagar favores a oscuros personajes de turno.
El desconcierto y la desesperanza en el mañana surge al observar en el panorama gubernamental casos como el de Armando Benedetti, un mercader y camaleón que todo lo que dice lo cambia como cambiando de camisa, que ante cada gobierno dobla sus rodillas, caso nítido lo ocurrido ante el expresidente Uribe durante sus gobiernos; no tiene vergüenza ante sus actuaciones porque navega en las nubes de la niebla negra, para nada le importa la debacle social y política que sus acciones han propiciado.
No podemos esperar nada honorable de personajes tan oscuros como este, tan rufianes y despiadados como este.
Con el temible Benedetti ahora nos pasa lo inesperado, que el gobierno del cambio lo coloque como almohada y lo convierta en la llaga incurable que jamás podremos combatir.
* Es estudiante de derecho del Área Andina, miembro activo Núcleo Vecinal Manrique, Fiscal Ético de Colombia Con Principios.
Opinión Forochat es el espacio de nuestro medio digital disponible para los libre pensadores en temas políticos, económicos y sociales. Sus puntos de vista son de su entera responsabilidad, lo que significa que no compromete la línea Editorial oficial del medio universitario www.forochat.com.co
Por: J. Otoniel Giraldo Vázquez *
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La justicia colombiana cada día demuestra ser la más débil y corrupta del mundo, con la novedad ya conocida de que cuando funciona, funciona para `los de ruana`, como ha sido el dicho de los abuelos.
Da grima señores, que si la opinión pública conoce casos escabrosos de presuntos infractores de la ley - personajes de la talla de Armando Benedetti -, seguimos muy frescos hablando de presunción de inocencia, cuando lo que claramente aparece es presunción de responsabilidad por evidencias claramente mostradas por los medios de comunicación sobre patrimonios escandalosos, bultos con fajos turbulentos de dinero, haciendas, casas y apartamentos de alto costo conseguidos de la noche a la mañana, que sumando salarios y prestaciones sociales de funcionarios durante un tiempo de trabajo con el Estado, es claramente imposible computar como claros y legales esos gananciales.
Pero resulta triste y humillante, que `políticos de cuello blanco` siguen pavoneándose como si nada, son sanguijuelas que se la han pasado toda la vida chupándose el erario público a la manera de vampiros, y las altas esferas sociales y medios de comunicación terminan haciendo apología de ellos, los hacen desde el humor personajes célebres, gracia muy bellaca convertida en pésimo ejemplo para niños y jóvenes que terminan convencidos de que esos personajes oscuros pueden cumplir papel de salvadores de la manoseada paz, e incluso como alternativa gubernamental del gobierno cambio.
Que decepción para la democracia colombiana que un ciego quiera ayudar a un `mocho` a pasar un río.
Nuestra debilitada institucionalidad cada día se arrastra más hacia el abismo, todo porque toleramos y somos cómplices de las bandas criminales, las mismas que se hacen a los escritorios para repartir órdenes, para pagar favores a oscuros personajes de turno.
El desconcierto y la desesperanza en el mañana surge al observar en el panorama gubernamental casos como el de Armando Benedetti, un mercader y camaleón que todo lo que dice lo cambia como cambiando de camisa, que ante cada gobierno dobla sus rodillas, caso nítido lo ocurrido ante el expresidente Uribe durante sus gobiernos; no tiene vergüenza ante sus actuaciones porque navega en las nubes de la niebla negra, para nada le importa la debacle social y política que sus acciones han propiciado.
No podemos esperar nada honorable de personajes tan oscuros como este, tan rufianes y despiadados como este.
Con el temible Benedetti ahora nos pasa lo inesperado, que el gobierno del cambio lo coloque como almohada y lo convierta en la llaga incurable que jamás podremos combatir.
* Es estudiante de derecho del Área Andina, miembro activo Núcleo Vecinal Manrique, Fiscal Ético de Colombia Con Principios.
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La componenda es la bandera dela desacreditada política colombiana, que todo lo viola, hasta la justicia. Imagen archivo.
El dirigente cívico nororiental de Medellín Otoniel Giraldo, se refiere desde la Calle Lo Dice a la crisis de valores en la política colombiana. Imagen cortesía YouTube.
