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´Desde el punto de vista jurídico debe entenderse que la utilidad pública y social de la
minería implica la obligación de regularla en el entendido de garantizar la transición, pero
no de una regularización que conlleve a la informalidad, que solo promueve el detrimento
de los recursos naturales no renovables y renovables, al tiempo que incentive las
economías ilegales y conflictos territoriales, sino una regularización clara, estable y que
incentive la inversión. ´
JUAN DIEGO BARRERA ARIAS*-PARA FOROCHAT.COM.CO
La actual coyuntura ambiental y climática del planeta ha llevado al establecimiento de
compromisos globales para la implementación de políticas claras encaminadas a la
carbono neutralidad para el año 2050. No en vano, desde el año 2015, con los Acuerdos
de París, más de 100 países han adoptado los compromisos para evitar el aumento de la
temperatura global por encima de 2 °C a los niveles preindustriales; entre ellos están:
Estados Unidos, China, Gran Bretaña y Japón, los que ya están implementando
estrategias para superar este reto planetario.
Hay que resaltar que esta corta introducción se condensa en lo que se ha denominado
transición energética, transformación que lastimosamente se ha definido como un cambio
de sistema radicado en combustibles fósiles a otros medios no convencionales y de
menor emisiones contaminantes, no obstante, es una definición corta, vaga y carente del
verdadero sentido de lo que significa o lo que su aplicación puede evidenciar.
Es pertinente afirmar que el ser humano ya ha cursado por varias transiciones
energéticas. Ha pasado de las lámparas de aceite a las de kerosene, y luego a las
eléctricas; también se ha transitado de los vehículos de combustión externa a los de
combustión interna; de cocinas al carbón a cocinetas de petróleo y luego a cocinas de gas
o eléctricas. Estos ejemplos permiten entender que la transición energética ha sido un
ejercicio derivado de los avances tecnológicos y la evolución en los conocimientos y
explotación de los recursos naturales, por lo que recurrir a dicho término no es más que
retórica que no plasma el verdadero sentido de la sostenibilidad derivada de la
supervivencia del ser humano y la protección del medio ambiente.
Al tiempo, aglomerar en su concepto la connotación de que es el cambio de las energías
derivadas de fósiles transmite un efecto negativo para la actual realidad económica
mundial y es satanizar la industria de los hidrocarburos y de la minería, como un
antagonista de la transición o una némesis de la misma, dando a entender, a la mayoría
de personas, que la transición más que un cambio de hábitos energéticos es una
negación y prohibición a la exploración y explotación de los recursos hidrocarburíferos y
mineros.
Es en este punto en el que quiero establecer una crítica de la retórica apocalíptica del
cambio climático. La transición energética en su definición permite entender más
claramente la negación y prohibición de las tecnologías actuales de consumo de energía y
no la búsqueda de otras que derivan de la compatibilidad de las energías tradicionales
con las alternativas. Esta situación se ve reflejada en el desentendimiento y
desconocimiento de la utilización de las energías actuales, de la minería y de los recursos
no renovables para lograr tecnologías limpias, dado que es inconcebible una transición sin
extracción de los recursos del subsuelo. Y es que al analizar los retos que derivan del
cambio de nuestro sistema energético actual entendemos que la minería, en sí misma,
juega un papel importante e, incluso, fundamental para la transición, llegando a la
convicción de que sin minería no se puede llegar a dicha transición, pero lastimosamente,
la oficialidad y lo políticamente correcto se encamina a la prohibición de esta, a la
concertación de un nuevo Código de Minas con activistas ambientales, a la regulación de
cualquier actividad extractiva conllevándola a la inviabilidad jurídica, técnica y económica.
Un punto de partida simple para entender la minería en este nuevo entorno de transición
se determina con la afirmación realizada por parte de la Agencia Internacional de la
Energía (IEA- por sus siglas en inglés), que expresa que el consumo de minerales en las
próximas dos décadas se cuadruplicará para el suministro de minerales en tecnologías
limpias. Así es como puede entenderse que la minería juega un papel fundamental, las
turbinas eólicas, los paneles de energía solar, la infraestructura para la acumulación de
energía, las presas hidroeléctricas y toda la gama de energías no convencionales solo
pueden llegar a feliz término si hay extracción de cobre, aluminio, acero, níquel, litio y
demás minerales que permitirán el desarrollo de estas tecnologías.
En este entendido la transición energética implica una transición minera, con un enfoque a
la extracción de los recursos naturales no renovables de manera integral,
concentrándonos no solo en los minerales que tradicionalmente han sido explotados sino
en aquellos de carácter estratégico para alcanzar las tecnologías y abaratar los costos de
la transición. La extracción integral de recursos se enfoca en que las actuales
explotaciones tradicionales deberán modificar sus planes de trabajo para no solo extraer
el oro y el carbón sino también todos los minerales requeridos para el consumo de la
industria de la transición.
En este entendido la transición energética implica una transición minera, con un enfoque a
la extracción de los recursos naturales no renovables de manera integral,
concentrándonos no solo en los minerales que tradicionalmente han sido explotados sino
en aquellos de carácter estratégico para alcanzar las tecnologías y abaratar los costos de
la transición. La extracción integral de recursos se enfoca en que las actuales
explotaciones tradicionales deberán modificar sus planes de trabajo para no solo extraer
el oro y el carbón sino también todos los minerales requeridos para el consumo de la
industria de la transición.
Bajo la transición energética, la minería se convierte en garante de la protección del
medio ambiente dado que ahora aportará a un objetivo global para la sobrevivencia del
ser humano y todas las especies, entendiendo que solo se podrá luchar en favor del
ambiente si permitimos su explotación para los suministros de la transición energética.
Así las cosas, la minería será el proveedor para las nuevas tecnologías, para ello debe
comenzar a darse una discusión vital en dos sentidos y entender el verdadero reto de la
transición, el primer punto de discusión es que la protección del medio ambiente está a la
par del desarrollo tecnológico, y el uno no puede negar al otro, dado que para
salvaguardar el primero se requiere de la extracción de los recursos minerales, insisto, sin
minería no habrá transición, y así la tecnología amigable ambientalmente solo podrá ser
realidad si se hace minería, y el segundo punto es entender que la transición solo podrá
ser eficaz si es útil, es decir, si a la luz y comparación de la actual forma de consumo
energético esta es más barata.
Desligar la minería y el sector extractivo, de la transición energética es, en sí mismo, un
sin sentido práctico y un populismo ambiental, por lo que no se entiende ni es claro el
verdadero compromiso por el planeta.
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* Abogado & Consultor. Especialista en Derecho Minero y Ambiental. Canal YouTube: La Nota Jurídica.
LinkedIn: Juan Diego Barrera Arias, Consultor EBV
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