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La invasión rusa de Ucrania

INTERNACIONAL / [email protected]

El pasado 23 de noviembre de 2022, el Parlamento Europeo, una de las mayores entidades de la Unión Europea, declaró a Rusia, en razón de su accionar bélico contra Ucrania, como promotora del terrorismo. Hasta ahora, la intervención militar de Rusia contra Ucrania, no ha resultado mayormente rechazada por la población rusa, en razón, fundamentalmente, de la censura contra los medios de comunicación occidentales.

FRANCISCO ZAPATA VANEGAS* - PARA FOROCHAT.COM.CO

La invasión de Ucrania por la Rusia liderada por el autócrata Vladimir Putin, se corresponde con el Nuevo Orden Mundial que ha tenido lugar tras el final de la Guerra Fría, de modo que el mundo ha transitado hacia un nuevo orden de condición multipolar, en el cual China se ha consolidado como una nueva potencia política, militar y económica, mientras Rusia ha reemergido como potencia militar y nuclear, al paso que India también se ha consolidado como una nueva potencia, por fortuna, democrática, aunque ciertamente imperfecta y deficiente. Por otro lado, mientras Asia, liderada por China, y ciertamente, también por Rusia e India, que asume un papel protagónico acelerado, Occidente, es decir, la Unión Europea, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, se muestran desunidos y ocupados, varios de tales Estados, de sus propios problemas internos, o amenazados por el populismo o el extremismo político.

Tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, tanto la Unión Europea como la Organización del Tratado del Atlántico Norte, integraron en su seno a algunos Estados de la Europa oriental, geográficamente cercanos o limítrofes con Rusia. A partir de 1999, la OTÁN incorporó a 14 Estados: Hungría, Polonia, República Checa, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, los Estados Bálticos, Rumania, Croacia, Albania, Montenegro y Macedonia del Norte. En cuanto a la Unión Europea, ésta cuenta actualmente con 27 Estados europeos. La Unión Europea integró en su seno, en 1995, a los Estados de Suecia, Finlandia y Austria; mientras en 2004 incorporó a Chipre, a Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania, Letonia, Hungría, Malta, Polonia y República Checa; y en 2007 incorporó a Bulgaria y a Rumania; y en 2013 incorporó a Croacia. Lo anterior da cuenta de cómo tanto la OTÁN como la Unión Europea han conseguido extenderse hacia la frontera occidental de Rusia. En el año 2008, ante la eventual integración de Georgia y de Ucrania con la Unión Europea, la Rusia de Putin intervino militarmente en Georgia, tras lo cual procedió a reconocer la soberanía de las regiones separatistas de Abjasia y de Osetia del Sur, junto con sus aliados de Cuba, Nicaragua y Venezuela, consiguiendo crear inestabilidad entre los Estados fronterizos. Otro hecho que favorece la acción bélica y las pretensiones imperialistas de Vladimir Putin, lo mismo que su estrategia desestabilizadora contra Europa, lo constituye el separatismo de la región de la Transnistria, en la República de Moldavia, que es mayoritariamente rusófona y prorrusa.

Por otro lado, Rusia, Bielorrusia y Ucrania comparten un origen y una buena parte de su historia. En el siglo IX D. C., surgió el primer Estado eslavo, llamado la Rus de Kiev, como una federación de tribus eslavas orientales, a su vez de origen varena, descendientes ellos, de vikingos provenientes de Suecia. La Rus de Kiev fue conquistada en el siglo XIII por los mongoles, tras cuyo declive, el Gran Principado de Moscú, y el Gran Ducado de Lituania, posteriormente unido a Polonia, se dividieron las tierras del Rus. El territorio de Kiev, en razón de haber quedado bajo el dominio de la Mancomunidad de Polonia-Lituania, recibió las influencias del Renacimiento y de la Contrarreforma.

Tras la guerra entre la Mancomunidad Polonia-Lituania y el Zarato Ruso, las tierras al este del río Dnieper quedaron bajo el dominio imperial ruso. En el mismo siglo, regiones centrales y noroccidentales de la actual ucrania conformaron un Estado ucraniano cosaco, pero en 1764 la emperatriz rusa Catalina la Grande, puso fin a tal Estado, y procedió a adquirir territorios ucranianos de Polonia. En los años que siguieron, se dio lugar a una política de rusificación, por la cual se prohibió el uso del idioma ucraniano, y se forzó a los ucranianos a abandonar la fe católica, en favor de la fe ortodoxa rusa. Sin embargo, el patriotismo comenzó a echar raíces en las tierras más occidentales ucranianas, que pasaron del dominio polaco al Imperio austriaco, cuyos habitantes empezaron a autodenominarse ucranianos para diferenciarse de los rusos.

Tras el triunfo de la Revolución Bolchevique en 1917, Ucrania fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Las nuevas políticas económicas impuestas por el régimen comunista bolchevique liderado por Vladimir Lenin, establecieron la colectivización de la tierra y la expropiación de los campesinos más ricos, confiscando además las cosechas de los ucranianos, lo que llevó, en 1921, a una tremenda hambruna generalizada. Las gentes ucranianas comían hojas, hierba, perros, ratas, y hasta personas humanas, como suele suceder en las peores hambrunas. En razón de la hambruna, miles de campesinos se fueron hacia las ciudades. El comunista Lenin agravó la situación de la hambruna, al ordenar que entre 15 y 20 personas de cada aldea, fueran tomados como rehenes, y si acaso no cumplían con las cuotas de las cosechas, fueran fusilados en el paredón. Por otro lado, aunque la hambruna fue reconocida, y se pidió ayuda internacional, cuando ésta llegó, no se distribuyó de manera equitativa o uniforme. Vladimir Lenin sacó provecho de la hambruna para consolidar sus políticas de expropiación, en particular de la Iglesia, lo mismo que para eliminar a sus detractores y opositores. La hambruna ucraniana fue superada hacia finales de 1923, y la situación mejoró en razón de la adopción de la denominada Nueva Política Económica, que permitió cierto margen de acción a la iniciativa privada, mientras, además, se puso fin a la política de confiscación de cosechas.

Pero la hambruna ucraniana no fue superada por siempre, pues entre 1933 y 1934 tuvo lugar una hambruna de tal magnitud, que ha sido considerada como todo un genocidio, el denominado Holodomor, que en idioma ucraniano significa muerte por hambre. A diferencia de la anterior hambruna ucraniana que tuvo lugar entre 1921 y 1923, no se reconoció la emergencia, ni se pidió ayuda internacional. Por el contrario, Stalin agudizó el problema, utilizándolo políticamente, dando lugar al mencionado genocidio de manera deliberada. Fueron varios los hechos que dieron lugar a la que llegó a ser una de las más grandes hambrunas que tuvieron lugar en el siglo XX. Uno de los factores fue el hecho de que el autócrata soviético, Iosif Stalin, abandonó, en 1928, la Nueva Política Económica instaurada por Vladimir Lenin. Stalin dio lugar a una economía planificada mediante lo que fueron los planes quinquenales. El primer plan quinquenal dio lugar a una total expropiación de las tierras ucranianas, especialmente las de los campesinos más pudientes, denominados kulaks, pero bajo el pretexto de los kulaks, se expropió a cualquier opositor, al paso que se establecieron granjas colectivas. La colectivización, que expropiaba tanto las tierras como los animales y aperos, no cayó bien para unos ucranianos que ya profesaban ideas nacionalistas, por lo cual Stalin ordenó la deportación de más de dos millones de campesinos a Siberia, al norte de Rusia o al Asia central. Por si lo anterior fuera poco, en agosto de 1932 se expidió la llamada Ley de las Espigas, que castigaba el robo de un puñado de cereal con 10 años de trabajos forzados, por lo cual fueron detenidos más de 100.000 ucranianos, de los cuales, varios miles fueron ejecutados. A la irracional economía planificada, se sumaron las condiciones climatológicas que, en 1931, disminuyeron ostensiblemente las cosechas comparadas con las del año anterior, dando al traste con la expectativa trazada por Moscú. Por otro lado, el régimen totalitario soviético encontró en los ucranianos un perfecto chivo expiatorio, acusando a los integrantes del Partido Comunista ucraniano de contrarrevolucionarios, o de pertenecer al Ejército Blanco, mientras en los años que siguieron se procedió a perseguir la cultura ucraniana, mediante el cierre de instituciones, purgas en la administración, y persiguiendo la enseñanza, la industria editorial, y la religión ucranianas.

Hoy día existe consenso en cuanto a que la hambruna ucraniana produjo la muerte de unos 3’900.000 ucranianos, de los cuales unos 400.000 murieron en las ciudades. El número total de muertes equivalió al 13% de la población ucraniana, pero hay quienes sostienen que murieron al menos 10 millones de ucranianos.

En 1954, por obra del entonces Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, la región de Crimea fue entregada a Ucrania. En 1986 la desgracia volvió a visitar a Ucrania, cuando el 26 de abril explotó el reactor 4 de la Central Nuclear de Chernóbil, el peor accidente en la historia, que pudo haber provocado la muerte de unas 4.000 personas por el cáncer producido por la radiación. En el contexto de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el 24 de agosto de 1991, Ucrania proclamó su independencia.

En el territorio occidental de Ucrania las gentes se sienten más próximas a Europa, y muchos ucranianos profesan la fe católica. En el territorio oriental de Ucrania, en cambio, las gentes se sienten más próximas a Rusia, pues son de origen ruso y rusófonas, y predomina entre ellas el cristianismo ortodoxo.

El día 20 de noviembre de 2013, el gobierno liderado por Victor Yanucóvich suspendió el Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea, proponiendo en su lugar un acuerdo comercial entre Ucrania, la Unión Europea y Rusia, ante lo cual, al siguiente día, se dio inicio a unas protestas de gran magnitud, dando lugar a lo que se conoce como Euromaidan, dentro del cual, los manifestantes exigieron la renuncia del gobierno y de Víctor Yanucóvich. Uno de los hechos más simbólicos de las manifestaciones, consistió en el derribo de la estatua de Lenin, lo que da cuenta del sentimiento antirruso y anticomunista profesado por buena parte del pueblo ucraniano.

El 23 de febrero de 2014, el parlamento ucraniano, tras un juicio político al presidente Yanucóvich, le destituyó del cargo. Pero los ucranianos prorrusos se manifestaron en contra del nuevo gobierno ucraniano, proclamando su intención de vincularse, e incluso integrarse con Rusia, dando lugar a revueltas militares, que condujeron a que en Crimea y la ciudad de Sebastopol, los líderes prorrusos convocaran a la celebración de un referendo independentista el 16 de marzo, que consiguió ser aprobado por la mayoría, de suerte que al siguiente día, el parlamento de Crimea proclamó la República de Crimea, como un Estado soberano e independiente, aunque incorporado a Rusia. Pero el separatismo prorruso no se detiene en Crimea, sino que en abril de 2014 se extiende a la región oriental de Ucrania en el Donbás, donde tiene lugar un levantamiento separatista prorruso armado, de suerte que las fronterizas regiones con Rusia de Donesk y Luganks, tras el triunfo de un referendo separatista celebrado el 12 de mayo de 2014, se declaran como repúblicas independientes.

El 21 de abril de 2017, el actor cómico, Volodimir Zelensky consigue el 70% de los votos en una segunda vuelta, obteniendo también el triunfo legislativo. Entre enero y abril de 2021, Rusia desplegó 20.000 soldados a tan sólo 100 kilómetros de la frontera ucraniana, elevando la tensión en la región del Donbás. El 5 de diciembre de 2021, la inteligencia de Estados Unidos informó que Rusia planeaba aumentar sus tropas a la cifra de 175.000, con el fin de invadir el país a principios de 2022. En efecto el 22 de febrero de 2022 tuvo lugar el inicio de la invasión rusa de Ucrania, que constituye la peor de las guerras en suelo europeo desde las guerras yugoslavas, y que ha dado lugar a la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. El pretexto esgrimido por Vladimir Putin para dar lugar a la invasión y a la guerra contra Ucrania, a la que denomina como operación militar especial, fue la supuesta acción de neonazis en Ucrania.

La acción bélica de Rusia contra Ucrania ha provocado múltiples sanciones económicas y financieras por parte de Estados como los europeos, de la Unión Europea, de Estados Unidos y de Canadá, las cuales vienen siendo impuestas a Vladimir Putin, a su Ministro de Exteriores, a los oligarcas rusos, entre otros, mientras la OTÁN ha desplegado tropas hacia varios Estados europeos fronterizos con Rusia. Por otro lado, Rusia se encuentra un tanto aislado del mundo a raíz de su Invasión a Ucrania, contando, sin embargo, con el valioso apoyo geopolítico por parte de su vecina Bielorrusia, donde también rige un sistema autocrático desde 1994, bajo el liderazgo de Alexander Lukashenko. Tampoco China parece apoyar suficientemente la acción militar de Putin en Ucrania, pues ello no le favorece respecto de su valioso y necesario mercado europeo, ni respecto de sus pretensiones anexionistas respecto de Taiwán. Obviamente, Rusia cuenta con la solidaridad de los regímenes autocráticos de Latinoamérica, ya sea explícitamente o implícitamente, concretamente Cuba, Nicaragua o Venezuela, por no hablar del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien se ha convertido en el padrino de populistas en el continente americano y en el mundo entero.

El pasado 30 de septiembre de 2022, Rusia volvió a hacer uso del expediente de los referendos separatistas, consiguiendo anexarse las regiones ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, aunque sin contar con la aprobación de la ONU ni de la casi totalidad de la comunidad internacional.

El pasado 23 de noviembre de 2022, el Parlamento Europeo, una de las mayores entidades de la Unión Europea, declaró a Rusia, en razón de su accionar bélico contra Ucrania, como promotora del terrorismo. Hasta ahora, la intervención militar de Rusia contra Ucrania, no ha resultado mayormente rechazada por la población rusa, en razón, fundamentalmente, de la censura contra los medios de comunicación occidentales. Pero la llegada a Rusia de los cuerpos de soldados, ha conseguido algún rechazo por parte de las familias de los caídos, mientras muchos jóvenes vienen abandonando el país, a fin de evitar su reclutamiento.

La acción bélica de Rusia contra Ucrania, ha provocado el temor entre varios Estados de la Europa oriental, de Escandinavia o entre los Estados bálticos, por lo cual Suecia y Finlandia decidieron integrarse a la OTÁN, lo cual, ciertamente, constituye un revés para las pretensiones de Vladimir Putin, ante lo cual respondió cortándole a Finlandia el suministro de gas, lo que también hizo con Polonia y Bulgaria. Justamente ése ha sido el principal elemento que le ha permitido a Putin su accionar bélico desaforado contra Ucrania, por no formar ella parte de la coalición militar de la OTÁN, la cual sólo puede intervenir ante un ataque contra alguno de sus Estados miembros. La OTÁN es muy superior militarmente a Rusia, la cual, a lo largo de su invasión contra Ucrania ha demostrado su atraso en armamento, de manera que su principal amenaza e instrumento disuasorio lo constituye su peligroso armamento nuclear. Por lo demás, parece que Rusia ha intentado compensar su inferioridad bélica y militar dando lugar a una acción extrema, por la cual ha tenido como objetivos, aquellos de condición civil, tales como edificios o la infraestructura eléctrica. A lo largo de la invasión a Ucrania, el régimen de Vladimir Putin ha cometido innumerables crímenes de guerra y de lesa humanidad, por lo cual, el pasado 30 de noviembre de 2022, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, presentó la propuesta de crear un tribunal especial para juzgar a Rusia por los crímenes de guerra cometidos desde que comenzó la invasión a Ucrania, el 24 de febrero.

Finalmente, es de suma importancia considerar el perfil político de Vladimir Putin como autócrata sobre cómo llegó al poder (leer post: Renunciar a todo por la grandeza WWW.FOROCHAT.COM.CO), y sobre cómo lo ha ejercido durante los últimos 22 años. Putin se afilió al Partido Comunista de la Unión Soviética en 1975, año en el que también ingresó en el KGB, el organismo de inteligencia y de policía secreta soviético. Su llegada a la presidencia en el año 2000, la consiguió al ser respaldado y promovido por Boris Yeltsin, quien dada su tremenda corrupción, necesitaba asegurar su impunidad. Pero existe otro hecho sumamente macabro, que consiste en cómo el binomio Yeltsin-Putin, perpetraron los atentados terroristas que tuvieron lugar en septiembre de 1999, con el fin de apuntalarse en el poder, consiguiendo la legitimación, y desviar el foco de atención de la opinión pública, con el propósito, además, de evitar la sucesión en el poder de políticos como Yuri Luzhkov, quien no favorecería ni a Yeltsin ni su familia, con la inmunidad necesaria para gozar de la impunidad de sus actos de corrupción. Tras los atentados se dio lugar a la segunda guerra contra los separatistas chechenos, que fue sumamente cruenta.

Por otro lado, como todo autócrata, Vladimir Putin ha cooptado todas las instituciones políticas rusas, y ha suprimido, de hecho, los derechos civiles y políticos, consiguiendo, además, reformar la Constitución, con el fin de permitir su perpetuación en el poder. Lamentablemente, Putin cuenta con el respaldo de Cirilo, patriarca ortodoxo de Moscú, máxima autoridad religiosa de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Y por si fuera poco, además de ser un autócrata, Vladimir Putin lidera un régimen político mafioso, pues cuando los oligarcas rusos empezaron a tener problemas con funcionarios que quisieron investigar y controlar sus negocios, tras reunirse con Putin, éste les aseguró que no tendrían problemas con tal de que la mitad de los dineros fueran para él.

Por si fuera poco lo anterior, Vladimir Putin creó en el año 2013, una fuerza paramilitar integrada por mercenarios, llamado Grupo Wagner, mediante el cual interviene de manera violenta y mediante torturas, en conflictos o Estados como Libia, Siria, República Centroafricana o Sudán. El accionar bélico de este grupo fue estrenado, justamente, en la intervención militar de Rusia contra Ucrania del año 2014. Por último, Vladimir Putin ha procedido al asesinato de sus principales rivales políticos y de una periodista.
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* Reconocido constitucionalista, analista y escritor y Portavoz Red Mundial Buen Vecino RBV

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El Observatorio Internacional Universitario, nos comparte el documentado recorrido por la crisis de Ucrania, del constitucionalista Francisco Zapata Vanegas. Imagen archivo www.forochat.com.co