¡El que es Caballero…se queda!

Y cómo allá en Colombia sigue creciendo esa nueva opinión "gomela", la que crece nutriéndose de la "biblioteca" de las redes sociales, vale recordar a esa seudo ciudadanía millennials, que la actividad de cronista taurino de Antonio Caballero se enmarca en un momento histórico que debe examinarse en su debido contexto, al igual que no es culpa suya que su bisabuelo: el autoritario, clerical y conservador Miguel Antonio Caro, haya sido protagonista en los finales del siglo XIX de la constitución más retrógrada y responsable de la mayoría de los males que hasta hoy siguen aquejando a Colombia.

CRISTINA GÓMEZ ARIAGA
Estudiante universitaria de Humanidades

FOROCHAT DOMINICAL / [email protected]

La prensa internacional, especialmente el diario El País de España, ha registrado el viaje al otro mundo de Antonio Caballero Holguín, quien ha muerto en la fecha 10 de septiembre de este otro resonante año pandémico allá en Bogotá a sus 76 años. Para quienes somos sensibles a la Colombia que llena titulares de violencia, corrupción, politiquería y ausencia de acuerdos sobre lo que podría unirnos algún día, resulta particularmente consolador encontrar estos homenajes póstumos a personajes que han existido para pensar, escribir, dibujar y escrutar la profundidad de todo aquello que los poderosos han servido en la mesa de los hogares colombianos como tradicional menú de superficialidades, engaño e histórica sucesión de sueños frustrados. Se ha marchado el escritor y cronista que ha sabido retratar por décadas la malograda apuesta de la progresista sociedad colombiana.

Y cómo allá en Colombia sigue creciendo esa nueva opinión "gomela", la que crece nutriéndose de la "biblioteca" de las redes sociales, vale recordar a esa seudo ciudadanía millennials, que la actividad de cronista taurino de Antonio Caballero se enmarca en un momento histórico que debe examinarse en su debido contexto, al igual que no es culpa suya que su bisabuelo: el autoritario, clerical y conservador Miguel Antonio Caro, haya sido protagonista en los finales del siglo XIX de la constitución más retrógrada y responsable de la mayoría de los males que hasta hoy siguen aquejando a Colombia. Vale también entonces recordaros que en cuanto a parentesco, uno no escoge los padres, y mucho menos resulta posible seleccionar los abuelos y bisabuelos. Y esto que digo sirve para que no piensen en derribar algún día la estatua de Antonio Caballero, entre otras, porque jamás fue su sueño contar con una de ellas, su pensamiento tan profundo, solvente y claro, e imponente como el mar jamás lo necesitará, vivirá a perpetuidad. Su crítica independiente, aguda y mordaz se repetirá en el firmamento del país comprometido a nunca cambiar. Antonio Caballero tiene su propia nave que viajará contra el olvido, y para ello, repetiremos su legado en cada cita diaria, en cada ejercicio obtuso y sucio de poder de esa tierra que con dolor sigo queriendo en lejanía. Entonces, Antonio jamás se irá, porque como lo titulamos en este post: ¡El que es Caballero...se queda!

Desde Madrid, les regaló allá en mi sufrido país estas expresiones que nos recuerda que ¡Caballero..se queda!, para muestra de ello, les dejo algunas de sus expresiones más célebres:

"En Colombia lo único verdaderamente democrático es la corrupción, los despreciados y reelegidos políticos corruptos no hacen nada distinto de aprovechar la corrupción generalizada de la sociedad: la de los ricos, la de las clases medias, la de los pobres. La de ese pueblo colombiano que vende su conciencia y su voto, o se los deja comprar por una bendición cristiana, o una hoja de eternit o una botella de ron."

"Un solo ejemplo: por su lado, la guerrilla secuestró; y por su lado, los gobiernos, al menos desde los años 70 "desaparecieron" (...)"

"En un país donde los cargos de elección popular se compran y se venden a través de los costos astronómicos de las campañas electorales, es apenas natural que sea el narcotráfico quien pone más alcaldes, diputados, concejales, etcétera".

“Hay un acostumbramiento a la jerarquía del hombre sobre la mujer y eso está muy bien que cambie. A mí me parece que las mujeres y los hombres son exactamente iguales en derechos y obligaciones, me parece que las mujeres deben ser capaces de defenderse solas porque no considero que sean inferiores”.

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