La diva eterna de Cabo Verde

"Nô ten un fistinha mas sossegod
Ca bô exitá bô podê entrá
Coque e bafa ca ta faltá
Hôje é dia di carnaval." Carnaval De Sao Vicente

Flora Vidales / ENTRETENIMIENTO FOROCHAT
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La brisa de Cabo Verde se ha tornado de cálido a frío con tanta ausencia. Nadie se acostumbra a la no presencia escénica de la diva de los pies descalzos, la enamorada y enamoradora Cesarea Évora, la mujer transformada en bella melodía con su susurro de voz que embruja de melancólica ternura, de instinto y universal afecto sobre humano, de amor étnico, de collage que eclipsa con su color musical tan divinamente capaz de electrizar a cualquier auditorio en París, Oslo, Venecia o Moscú.

Ahora resulta necesariamente más intenso escucharla en todas nuestras estaciones con su canto que encanta, también rememorar en los vídeos que sirven para prolongar su eterna existencia. Si, Cesaria Évora, cantante de “mornas” nacida en Mindelo, Cabo Verde, el 27 de agosto de 1941, perdura fogosa y vivaz en sus canciones. Nuestra estrella africana apagó su luz biológica en el hospital Bautista de Sousa, uno de los centros asistenciales de las islas caboverdianas, y la paradoja de su muerte tuvo que ver con la ausencia de respiración, cuando era precisamente desbordada en manantial de aire puro, esas toneladas que exhalaba a través de su sedosa voz melódica y celestial para todos nosotros los mortales.

Luego de su partida en 2011, su legado nos repite cada día que sigue siendo la diva absoluta de las “mornas”, la serie inagotable de tristes canciones típicas de su tierra africana suficientemente conocidas universalmente como el mourning que en inglés significa “lamento”, y con ese sabor delicioso de saudade.

Cesaria Évora arrulla a infantes, vuelve adictos a los jovenes que se acercan á su ventana de ternura y de amor desbordante, y a los seniles les enseña la vida celestial con su prodigiosa voz - mensaje- y ritmos de diversidades rítmicas las “coladeiras”, sabrosos “batucos” o “fananá”, recordando desde luego que también conquistó a los países latinos grabando boleros como “Bésame mucho”, de Consuelo Velázquez, y el vals “María Elena”, en español. La madre, mujer, artista y embajadora total de Cabo Verde, brilló en los más exigentes escenarios del mundo con su sello de auténtica versatilidad siempre en el punto más alto, caracterizando su interpretación en su profundo sentimiento y expresión en vocal portugués tan "enamoradizo", el mismo que arrullaba de felicidad inmaterial al público que se le ponía en frente en todo el planeta. Servicio internacional de Flora Vidales para forochat.com.co

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