Es llover sobre mojado señalar que lo ejecutado en el llamado gobierno de la Transformación Social no fue más que un ejercicio de pirotecnia y bandidaje, en donde hubo de todo menos administración y todo se fue en actividades sociales y en anuncios, que es el mismo sendero por donde avanza la actual y que nos llevará al despeñadero total si no abre los ojos y toma los correctivos del caso. Lo que padecimos en El Bagre durante el período 2016 – 2019 no merece estar registrado en la historia, porque fue el hueco negro del desprestigio de lo que no debe hacer un alcalde responsable y será mejor dejarlo en el olvido que se merece.
De allí que la figura de un personaje como la del actual alcalde Faber tomara vuelo frente a la dispersión de candidatos, unos más serios que otros y de reelecciones y de otras aventuras, y sobre esas teorías cabalgó su aspiración hasta ganarse el apoyo que hoy lo tiene al frente de la Alcaldía, pero al parecer se creyó que con la credencial no necesitaba nada más para gobernar. Como si ese simple documento le diera inteligencia, tacto y prestigio a quien se le entrega. Mala cosa porque lo único que ahora se recuerda en estos largos 7 meses y 8 días de gobierno es la escena nocturna cuando lleva una canasta de huevos para una familia, así como dos o tres anuncios que merecen llevarse a la realidad para que de verdad se diga que pasó con gloria por ese puesto, que por ahora le ha quedado grande.
No es de buen gusto entregar ayudas bajo el estricto amiguismo electoral y negárselas, en cambio, a quienes tienen una casa recién pintada. Eso no solo es un mal presagio para lo que le resta de administración, sino que deja al desnundo lo que es de verdad la figura de Faber, una persona que de lejos se muestra sencillo y con su “jefecito” se quiere ganar algo que siempre le será esquivo a los vanidosos y orgullosos: el respeto y la credibilidad.
Se habla de construcciones de vivienda, eso está bien; de futuras ampliaciones para el servicio de agua en Puerto Claver, es loable; pero lo que no es de buen recibo es que se le niegue información a los medios de prensa como lo acaba de registrar un diario que lleva más de 100 años en defensa de la democracia y las comunidades. Un funcionario, y más si es por elección popular, no debe olvidar jamás que su salario se lo pagan los ciudadanos y que solo a ellos les debe explicaciones, las mismas que debería entregar a través de los medios y no portarse como el gallito fino que ahora se le dio por contestar a quien quiera, que está en todo su derecho, pero no cerrarle las puertas a quienes queremos saber en dónde está parado el conductor de este barco.
La situación actual de El Bagre debería ser de preocupación para quienes tienen la responsabilidad de estar al frente de su destino y merece de ellos un poco más de sencillez y humildad porque fueron designados en esos cargos, no para servirse de ellos, sino para servirle a la comunidad; así como tampoco es para ensayar fórmulas y decir que sus diplomas les harán salvar lo que juraron cumplir.
El título de este artículo es un tributo a un personaje que fue inventado por creativos en el diario El Espectador, que daba premios de toda clase para el que diera con el paradero de Javier, un rubio espelucado que se escondía en un laberinto de figuras y que nos entretuvo a los lectores por un buen rato.
Dios no lo quiera que ahora volvamos a lo mismo para ganarnos como premio la vacuna contra el bicho si adivinamos dónde está Faber; peor aún, si fue que ya se posesionó. Y que ojalá José Obdulio te escuche, si es que tiene tiempo ahora cuando tiene que ocuparse de cosas muchas más serias como las del futuro del dueño del Ubérrimo.
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