No puede ser más triste, para una democracia, que el cierre de un medio de
comunicación. La libertad de prensa, es un principio, fundamento y origen de nuestras
democracias occidentales, por tanto, son una columna vertebral, de nuestra estructura
de Estado y más aun de nuestra conformación social y civil.
En una sociedad de redes sociales donde la información puede ser generada por
cualquiera, dónde la información pasa de mano en mano, en una sociedad de
inmediatez en la información, de clics, de replicar, de compartir sin el más mínimo rigor;
los medios de comunicación no son sólo un derecho constitucional, sino que también
son una obligación de nuestra sociedad. El rigor periodístico, la investigación
concienzuda y la verdad, son un derecho de imperativo público, son un derecho
irrenunciable y son la garantía del acceso a la información, de la información de
calidad, de la información que construye, de la información que cimienta y fortalece la
ciudadanía, de la información qué es fuente de ideas, de la información que
contrarresta el poder del Estado.
Cómo es de saberse la pandemia demuestra su poder desaforado y cada día con ello
demuestra las consecuencias en el campo constitucional y de derechos. No sólo son
los ciudadanos, como personas naturales, los únicos que ven como cada día hay una
vulneración continua de sus derechos, situación derivada no únicamente de la
pandemia en sí misma, sino también de las medidas para contenerla. Pero también
son las empresas, y en este caso una Casa Editorial qué representa la libertad de
prensa, quién debe afrontar la dura crisis económica derivada de esta situación. No
podemos negar que cada derecho vulnerado es una muestra de nuestra falta de
Estado, de nuestra falta de conciencia y de civilidad, y que Colombia se encuentra en
uno de sus más grandes retos en sus 210 años de historia.
Hoy sea este pequeño escrito una reflexión no sólo de lo que significa la libertad de
prensa en nuestro contexto constitucional; sino que sea una reflexión para una
sociedad que todos los días en su contexto político sólo atiende el deseo visceral de
generar odio, estigmatización y polarización. El debate sin sentido, el señalamiento sin
pruebas, las tendencias odiosas, son solo la muestra que la libertad de prensa que
realizan los medios de comunicación son urgentes, importantes e irrenunciables. Que
la prensa que se acalla, por cualquier motivo, es una pérdida irrecuperable para los
dogmas predicados de nuestra civilidad y sólo la responsabilidad que cada uno como
ciudadanos tengamos al momento de asumir la información, será el aliciente ante tal
pérdida.
No queda más que decir, que, en momentos de tanta efervescencia política e
ideológica, un llamado a la cabeza fría y a la sensatez es más que necesario, y claro
está, toda la solidaridad para quienes durante más de 40 años llevaron consigo el
valor de la libertad de pensamiento, conciencia y prensa en la Casa Editorial el Mundo
de Medellín.
Juan Diego Barrera Arias es jurista de la reconocida firma Barrera Arias Abogados & Asesores. Abogado de la Universidad de Antioquia, es innovador pedagógico, como Director Canal Youtube, La Nota Jurídica. Hace parte del Grupo Consultor de la Escuela del Buen Vecino en la SAI.
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