Consejo de Redacción forochat.com.co En Colombia como en la mayoría de las jóvenes Repúblicas de Latinoamerica, municipio, alcalde, corregidor o intendente, son herencia del régimen político español, aunque su origen es francés. Inicialmente el alcalde ejercía funciones de juez, y en las poblaciones, villas o ciudades, el rey designaba al alcalde. Según la tradición, se ha caracterizado por ser una autoridad local para la administración de un territorio, actuando de conformidad con todo aquello que la ley le permite hacer. Su fin es servir a la comunidad prestando servicios, construyendo obras, y fundamentalmente, logrando su cometido de mejorar la calidad de vida de la población a su cargo.
En Colombia, y en muchos países de la región, la reforma institucional y política de los municipios ha pretendido disminuir el profundo centralismo que ha sumido a la periferia en el olvido, el atraso,y la ausencia de Estado. En la pretensión de autonomías, también ha influido el aumento de la protesta social, la ausencia de soluciones a las problemáticas de toda índole, y creciente perdida de legitimidad del Estado.
Con la reforma constitucional de la carta de 1886 llevada a cabo en 1986, Colombia inició una era de grandes expectativas con la elección popular de los alcaldes desde 1988; se le apostó entonces a la democracia más participativa, y mayor progreso de Colombia en lo económico para mejorar calidad de vida desde lo local. Se procedió así al fortalecimiento del municipio eligiendo su propia autoridad, autonomía administrativa de su territorio, y contar con los dineros públicos para atender directamente sus obras y servicios primordiales.
A más de 30 años de la elección popular en Colombia, ¿como están los municipios hoy?, ¿de que ha servido la elección de los alcaldes?. Este es el tema FOROCHAT DOMINICAL con nuestros invitados expertos y voceros de otras vertientes sociales. Aquí se los presentamos en forochat.com.co
RICARDO LEÓN ZULUAGA GIL
Abogado constitucionalista Universidad de Medellín, Mg en derecho Constitucional, doctor en Derecho, profesor de la Universidad de Antioquia, autor de varias obras de Derecho Público
En mi opinión, yo pienso que el balance general de la elección popular de alcaldes que se implementó desde el año 1986, con la reforma constitucional de ese año, y que se hizo efectiva desde 1988, indudablemente le ha traído más beneficios al país, que dificultades o retrocesos. Es indiscutible que en muchas regiones han tenido la capacidad de elegir buenos gobernantes, y que estos gobernantes han hecho unas gestiones desde una dinámica muy interesante, y es que se han generado algunos escenarios de competencia intermunicipal e interregional. Por ejemplo, uno sabe que en Colombia los alcaldes de Medellín llevan 25 años marcando la pauta en materia de buena gestión, pero uno sabe también que los alcaldes de Barranquilla han querido emular eso. Entonces yo creo que ese efecto de espejo positivo es muy valioso. Pero indudablemente, también de otro lado se ha incrementado mucho la corrupción, pero yo creo que esto no ha estado tan asociado a la elección popular de alcaldes, como si al aumento de los recursos de que las autoridades locales disponen, que en algunos casos pues, ha crecido de manera exponencial. Entonces, yo pienso que habría que mirarlos en esa perspectiva, son como los dos grandes referentes a tener en cuenta. De un lado, yo pensaría que si se hace un estudio sesudo y razonado del año 88 acá, la calidad y condición de vida de muchas de las comunidades locales del país han mejorado notable y sustancialmente. De otro lado, también es evidente que en algunos lugares la corrupción se ha focalizado muchísimo, pero entonces habría que buscar otras maneras de combatirla, y no tendría que ver con la elección popular, porque un alcalde que tenga acceso a recursos, y que sea elegido o sea nombrado va a robar igual. Es un problema de estructura, de formación ética, y de estructura personal.
ALBERTO PIEDRAHITA MUÑOZ
Ingeniero Escuela de Minas de la Universidad Nacional, ex concejal y ex presidente del Concejo de Medellín, ex diputado, primer gerente de la hidroeléctrica Pescadero Hituango, ex secretario de obras de Medellín y Antioquia, formador de empresas solidarias
En mi parecer, la tan anunciada revolución de los municipios con la elección de alcaldes no ha servido para su progreso efectivo. La mayoría de los alcaldes elegidos, en su mayoría se posesionan ya comprometidos con los gamonales; los mismos que en forma oficiosa les financiaron la campaña.
Entonces hay una verdad que resulta imposible ocultar, los programas de gobierno a ejecutarse por esos alcaldes elegidos popularmente, obedecen es a intereses particulares, no a los intereses de las comunidades que llegaron a las urnas a elegirlos llenos de anhelos e ilusiones. Comunidades de bajos recursos que finalmente se quedan esperando promesas incumplidas. De suerte que ha resultado toda una tragedia popular para la mayoría de los municipios la experiencia de la elección popular de sus mandatarios. Para mi es absolutamente claro, se pasó de las expectativas a las frustraciones.
JHON LENIN PUMAREJO
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia, Historiador de la Universidad Nacional, y Miembro de Número del Centro Independiente de Estudios Sociales y Económicos CIEC
Hecha la ley, hecha la trampa, una expresión muy popular en Colombia, pero que su autoria se remonta a Fosco Maraini en su libro Secreto Tibet. Lo he citado para responder a la inquietud sobre el alcance y la efectividad de la elección de alcaldes por voto popular. Hay una élite, no la élite de Platón, no necesariamente la más preparada, la más virtuosa, la de mayores principios y valores sobre el buen gobierno. No, es una élite de claro a oscuro que se hace elegir, igual que antes se hacía nombrar. Es un juego burdo donde el pueblo es convocado a legitimar lo que se acuerda a sus espaldas, las tramoyas, la repartición grotesca del presupuesto, los contratos, los puestos.
Es una tremenda tristeza tener que leer en las páginas de la realidad de la mayoría de los municipios colombianos a Álvaro Salom Becerra, el mismo que criticó en el siglo XX al político de apellido, al de camarilla, al que heredaba el puesto, y la manera como al electorado se le burla en sus aspiraciones. Yo invito desde las ciencias sociales a desempolvar las páginas de la historia de Colombia. hay que leer El delfín, y Al pueblo nunca le toca.
CARLOS ANDRÉS ECHAVARRÍA BLANDÓN
Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, Especialista en Gestión Empresarial de la Universidad Santo Tomás, creador de empresas y líder en emprendimiento, asesor e interventor, moderador en redes sociales de Planeta Con Principios
En el sistema democrático colombiano, "un buen candidato" debe cumplir un sinnúmero de características que sean atractivas para el electorado. Ser galante, ser amable, ser simpático, ser divertido, ser elocuente, ser el centro de atracción; pero eso sí, no puede ser sincero, honesto, o simplemente ser humano, ya que va en contra de ser políticamente correcto.
También en los municipios pasa igual, el candidato debe prometer y prometer. Qué importa si sus objetivos se pueden o no cumplir, las personas quieren oír que la vida será mejor, que los ríos de miel correrán si se logra elegir al candidato. Luego, qué importa, cuando asuma el cargo, siempre habrá a quién culpar, al Concejo, al Presidente, a la economía, al imperio, o a los venezolanos; no importa a quién, siempre se culpará a alguien por el incumplimiento de las promesas que hizo a sabiendas de su imposibilidad para llevarlas a cabo.
Por eso se ven los fracasos reiterados de los alcaldes en sus respectivas localidades. Y allí donde el alcalde cumplió con sus promesas, seguramente dejó las arcas del municipio vacías, y con préstamos y uso de vigencias futuras que empeñarán su futuro y el de su familia.
FRANCISCO ZAPATA VANEGAS
Abogado constitucionalista Universidad de Antioquia, Universidad Autónoma Latinoamericana. Docente universitario en Derecho Público y Periodismo, asesor jurídico en Derecho Público, escritor y periodista. Director Escuela del Buen Vecino
Los términos clave de la reforma constitucional del 86, tuvieron que ver con: la descentralización política, fiscal, y administrativa, hacia la autonomía local, y como apuesta a la planeación local del desarrollo, en tanto se logrará crecer en eficiencia administrando los recursos propios. Todos esos factores es posible medirlos con algún grado de satisfacción en ciudades capitales, pero no en todas. Cartagena, Manizales y Cali han presentado altibajos. Yo diría que es claro el avance significativo en desarrollo local integral, solamente en Bogotá, Barranquilla, y Medellín.
En general, pienso que hemos ganado en descentralización política, no podríamos añorar el sistema clientelista de nombramiento de alcaldes que pasaban como fantasmas por los municipios, y eran ajenos a sus problemas. Pero sí creo que hay que revisar la elección popular en todo el país, yo me inclinaría por lo que denomino Meritopolítica, que consistiría en seleccionar mediante inscripción ante el Departamento Nacional del Servicio Civil, los aspirantes con historia de gestión social en su municipio, preparados en gobierno y administración y con gran proyección técnico política. Colombia debe revisar la elección popular costosa e insignificante en por lo menos el 98% de los municipios de todo el país. Se dice que la democracia cuesta, pero elegir mal y para no solucionar nada, resulta más costoso para el desarrollo y crecimiento institucional de la mayoría de los municipios colombianos.
Hoy la mayoría de las alcaldías de los municipios de Colombia se encuentran secuestradas por la corrupción, se da la reelección en cuerpo ajeno jugando de "trapecista" para dejarle la silla a uno de sus incondicionales, y es común escuchar en los centros comerciales a sujetos anónimos con cierto desparpajo, que comentan como la contratación del cuatrienio se hipoteca desde antes de elecciones.
Desde los 90 ha hecho carrera en Colombia, que hacerse elegir de alcalde es la manera más ágil de salir de pobre. Son 1.033 municipios, la inmensa mayoría perdidos entre cacerios y cordilleras en medio de la pobreza, peores condiciones de violencia e inequidad. El último dato del pasado año 2018 es del MOE en su informe de Así Roban Colombia, cuenta como 443 alcaldes han sido condenados por corrupción. No son especulaciones mías, la elección popular de alcaldes ha perdido toda credibilidad.