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IZQUIERDA Y DERECHA CON SU NOVELA EN MÉXICO Y BRASIL

CARLOS ANDRÉS ECHAVARRÍA BLANDÓN Critico Político
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Por primera vez en la historia moderna, vamos a presenciar como los dos gigantes latinoamericanos, México y Brasil, toman diferentes rumbos en sus tendencias políticas y económicas, ambos llevados a esas circunstancias debido a los malos manejos, la corrupción y la violencia campante en sus territorios.

El ex Presidente Mexicano Enrique Peña Nieto, dejó al país del norte en un colapso social y en una espiral de violencia que tiene desesperados a los más de 129 millones de mexicanos. Perfectamente incapaz desde el inicio, se tiene gran registro de sus “magistrales” discursos y alocuciones, a la altura del gran estadista Nicolás Maduro Moros. Los mexicanos no pudieron entender la gravedad del asunto del narcotráfico, la ola de violencia que conllevan los ríos de dinero fácil, con efecto de la desproporcionada ambición de los narcotraficantes, sumado a la corrupción de la clase política tradicional. Toda esta serie de cosas, conllevó a los electores a buscar un cambio, eligieron como presidente de los Estados Unidos Mexicanos al Socialista Andrés Manuel López Obrador.

Luego de las denuncias por corrupción, destapada desde los Estados Unidos con los juicios a la constructora brasilera Odebrecht, los dos presidentes elegidos por el partido de los trabajadores, Dilma Rousseff y Luiz Inacio Lula da Silva, perdieron, no solamente su legitimidad, sino el favor de la población. Se destituyó a Rousseff, y se llevó a la cárcel a Lula, lo que desató un mar de revelaciones sobre la podredumbre dirigencial del partido de los trabajadores cuando tomó las riendas del país. Colectividad inmersa en al corrupción, que condujo a un foso tercermundista y carente de toda actividad económica al otrora gigante suramericano, que gozaba de ser potencia mundial, una de las 10 mayores economías del mundo. El proceso socio político marcó un nuevo horizonte, los 209 millones de brasileros le dieron un espaldarazo al cambio bajo un exmilitar con tendencias claramente de derecha, Jair Messias Bolsonaro.

No pueden ser más antagonistas estos actores, uno hablando de la equidad, de la lucha de clases, de los subsidios y de la inversión estatal. El otro hablando del Estado de Derecho, del establecimiento del control judicial y del libre mercado. Antes de su posesión el pasado 1 de enero de 2019, Bolsonaro ya estaba hablando de cómo iba a manejar la economía de su país, claramente decía que él no era economista y que debía apoyarse en personas ya probas. Por ello adoptó las reglas económicas dictadas por los “Chicago Boys” responsables del éxito de Chile, país austral que debío superar el colapso bajo el mando del pésimo presidente Salvador Allende, con problemas de hiperinflación como los tiene hoy Venezuela, el hambre estaba en las calles, y también con un gobierno absolutamente inepto. El golpe de Estado del militar Augusto Pinochet, realizó correctivos en las políticas económicas socialistas de Allende. Hoy al país austral es el único país latinoamericano considerado de primer mundo.

En México, AMLO tomó otro camino. Al tomar posesión el pasado 1 de diciembre de 2018, entre sus medidas económicas, dictar por decreto un aumento extraordinario del salario mínimo, la disminución de su salario y la venta del avión presidencial. Exactamente lo mismo que realizaron otros dirigentes de izquierda en el continente como Hugo Rafael Chávez Frías y Luiz Inacio Lula Da Silva. Los resultados de Venezuela y Brasil saltan hoy a la vista.

Los discursos de posesión en México y Brasil, marca tendencias ideológicas, López Obrador utilizó frases como “empezar de nuevo”, “aplicar los cambios muy rápido, para que si nuestros adversarios nos vencen, ya no sea posible dar marcha atrás”, “no se permitirá fracking, ni los transgénicos”, “por el bien de todos, primero los pobres”, “me comprometo a no robar”, “no puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre”, “nada ha dañado más a México que la deshonestidad que los gobernantes y la minoría que se ha beneficiado de ella” etc. El paisaje se ve muy lindo y la música muy agradable al oído, pero todo eso es el decálogo comunista planteado por Marx con el fin de mantenerse en el poder, y convertirse en el faro de la moralidad que expiará de pecados al estado manito.

Por su parte Bolsonaro utilizó un discurso fue muy diferente, aterrizado y pragmático “…Estoy recibiendo a Brasil en el peor estado que un presidente lo haya recibido, seré criticado por mis aciertos y masacrado por mis errores, intentaré no errar. El primer año será muy difícil., es necesario tomar el poder de influencia de la izquierda. El pueblo tiene que informarse por hechos y no por narraciones cuidadosamente construidas por intelectuales en universidades… no hay como acabar la división del país, si no acabamos con quien nos está dividiendo”. Es un discurso de desagravio y agresivo contra la izquierda brasilera que ha gobernado el país y a las instituciones en los últimos 13 años. Tanto Brasil, como México, llegaron al poder por medios populistas, y su triunfo es consecuencia del rechazo de la situación actual de sus países, y representan extremos ideológicos de sus fuerzas populares.

Desde la visión de típica astrología, la popularidad de AMLO subirá como espuma el primer y segundo año de gobierno con medidas populistas propias de regímenes de izquierda. Globos de papel como: vender la flota de aviones, rebajar el salario del presidente, el aumento del salario mínimo, con aplausos a granel por todo México, incluso ganará seguidores y desatará la envidia en otra latitudes. Resurgirá la izquierda apuntarán con AMLO como el faro de desarrollo y de cambio por el estado benefactor anhelado. La luna de miel ayudará, el aparato productivo del país en marcha, la economía se dinamiza espontáneamente, pero la industria lentamente comienza su declive al no ver reflejado en su estado de resultados las ganancias esperadas, las empresas comienzan a migrar hacia países con mejores condiciones, beneficiando temporalmente a los importadores, Llegará el desempleo, la economía colapsa y sin fuentes de empleo el país se desestabiliza. Brasil ya lo vivió con Lula, con su incremento del salario mínimo del 400%, ahora el país está en ruinas. Venezuela con Chávez lo hizo primero y ahora es el país más pobre del continente. Allende en Chile, y así siguen los ejemplos de las medidas económicas irresponsables. Para un ejemplo más cercano y particular, tome su tarjeta de crédito y haga un avance por todo su cupo, con el dinero en la mano se vivirá un muy breve estado de satisfacción y prosperidad, pero luego…

Por el contrario la popularidad de Bolsonaro en Brasil comenzará un rápido descenso, la gente que ya está impaciente por el desastre económico del Partido Popular, quiere una mejora de sus condiciones lo más rápidamente posible, pero la reconstrucción de un país no es inmediata, se deben crear las condiciones que atraigan la inversión extranjera, se deben disminuir las tasas de desempleo y de desempleo informal para que exista poder de compra. nada se arreglará con medidas mágicas. Un bambú es una planta muy pequeña de no más de 2 o 3 metros de altura, que toma treinta años en formar grandes raíces, en crear una base solida y luego en un periodo de 6 semanas crece muy rápido y alcanza los 30 metros de altura. La economía es igual, se necesitan bases sólidas, se necesitan raíces fuertes. Siguiendo con el ejemplo del bambú, requiere bases que soporten los 30 metros de vida por encima de la tierra, de lo contrario, una persona con una hacha lo puede derribar en segundos. Construir y construir bien lleva tiempo, tiempo que en el caso critico del Brasil no tiene Bolsonaro, así que si desea culminar una buena presidencia tiene que enfocarse en reinstaurar el orden en esa gran nación. Mientras los Chicago Boys hacen su trabajo en la economía, él debe enfocarse en lo que sabe: consolidar establecimiento, que funcionen los controles y que se administre justicia, así ganará tiempo para que germine la economía.

Andrés Manuel López Obrador AMLO, deberá hacer lo que muy pocos líderes de izquierda han logrado, retirarse a tiempo cuando se cumpla su período constitucional. Lo que podrá obtener México de su mandato a manera de nuestro ejemplo, será usar el hacha, cortar el bambú, vender la madera y aprovecharse de sus beneficios. Será un José Mujica, el que se retiró a tiempo luego de su folclórica presidencia en el Uruguay. El que lo sucedió ni siquiera asoma las narices pro ningún lado, le tocó lidiar con el desastre económico de las medidas del patriarca José, y ejecutar la sobrecarga impositiva de las clases medias para subsidiar a los más pobres.

Carlos Andrés Echavarría Blandón es Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, Especialista en Gestión Empresarial de la Universidad Santo Tomás, Creador de empresas y líder en emprendimiento con amplio reconocimiento público y privado en razón de sus Asesorías e interventorias.

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En La Calle Lo Dice, el ingeniero Carlos Andrés Andrés Echavarría Blandón, y su critica a los gobiernos de Brasil y México. Imagen Wikipedia