Al régimen de Nicolás Maduro le queda muy poco tiempo, es un enfermo terminal esperando desesperadamente unas bocanadas de aire, eso lo dice todo el mundo y con la Asamblea General de la ONU celebrada la semana pasada, existe casi un consenso general de que el régimen venezolano es una dictadura que está acabando con la nueva generación de ese país, y provocando una crisis continental por el éxodo masivo en busca de una pieza de pan. El Socialismo del siglo XXI solo ha llevado al país más rico de toda Suramérica al hambre.
Dentro del manual del dictador, una de las últimas cartas que tiene para intentar sobrevivir, es la creación de enemigos foráneos, y éste trabajo lo ha realizado a la perfección desde las épocas del dictador Hugo Chávez y, su contraparte siempre ha sido Colombia. Los males venezolanos no son las malas políticas, no son los malos manejos; no,todos son debidos a las oligarquías que desde Bogotá atentan contra el Estado Soberano de la República Bolivariana. Cabe aquí recordar un hecho de tensión entre ambos países cuando los presidentes eran Hugo Chávez en Venezuela y Álvaro Uribe en Colombia.
El 2 de marzo del año 2008, Hugo Chávez ordenó el desplazamiento de 10 batallones a la frontera con Colombia, como represalia al bombardeo que efectuó Colombia al campamento donde estaba escondido Raúl Reyes en el país del Ecuador. El campamento estaba a 1800 m de la frontera con Colombia, se encontraba en medio de la selva amazónica, el gobierno del Ecuador en cabeza del presidente Rafael Correa sabía que allí estaba, y por ser aliado de la guerrilla de las Farc, nunca se hizo nada al respecto. La Alianza de Correa con las Farc, fue develada años más tarde con las contribuciones monetarias que le hacía esa guerrilla a Correa.
El presidente Álvaro Uribe tomó la valerosa acción de incurrir en territorio extranjero para abatir a un peligroso criminal que por más de 40 años tenía aterrorizado el sur del país y, como todo cobarde, Raúl Reyes, segundo al mando detrás de Manuel Marulanda, se mantuvo escondido en un país ajeno disfrutando de las bondades de un presidente aliado. Se realizó la operación, fue exitosa, y comenzó la andanada de críticas e ínfulas de patriota del comandante Chávez enviando los batallones a la frontera, y exclamando que Álvaro Uribe era un “cobarde asesino”, y exaltando a Raúl Reyes como un “verdadero revolucionario.
Para ese año, Colombia contaba con un aliado dentro del país, el ejercito de los Estados Unidos, por la lucha frontal contra el narcotráfico y la guerrilla. El país contaba con un decente arsenal, tanto aéreo como terrestre y, Hugo Chávez, evidenció su muy precaria situación al comprobar que su ejército estaba en una clara desventaja ante las fuerzas armadas de Colombia, incluso, esos batallones nunca llegaron a la frontera por problemas logístico de simple desplazamiento.
La tempestad pasó, por fortuna para las naciones hermanas, pero su dictador continuó con esa espina en su pecho, y embarcó a Venezuela en un carrera armamentista contra enemigos imaginarios. Empezó a gastar miles de millones de dólares de su país en dotar a Venezuela de una fuerza armada de grandes dimensiones, la compra de aviones, fragatas, misiles y toda clase armamento, fue llevando a ese pequeño país latinoamericano a convertirse en una aliado estratégico de las potencias orientales, en cabeza del gobierno Ruso en manos del presidente Putin. Obviamente, Venezuela no le iba a comprar armamento al Imperio, por esa razón comenzó la compra a Rusia y a China, De allí comienza la relación del país Bolivariano con éstas potencias. Rusia y China, al ver a un país petrolero, rico, comenzaron a mostrarle juguetes a Chávez, y éste con la suficiencia de un prepotente, comenzó a dilapidar la riqueza del país en armas.
Muerto Chávez, dejó el socialismo del siglo XXI en ruinas, quedando la carta patriótica en contra de un enemigo común. Otra vez mira para Colombia. Y cual caballo de troya, se viene la declaración de Almagro, Secretario General de la OEA desde la ciudad de Cucutá, diciendo que se debe mirar todas las alternativas para remover al régimen, incluyendo la militar, lo que para muchos representó el traspié que esperaba con ansias Maduro, para con diatribas de guerra aferrarse al poder.
Hoy, la situación no es como en el año 2008. Ahora Venezuela tiene un aparato militar muy superior al Colombiano, por mar y aire. Colombia tiene un ejército mucho más profesional y numeroso, pero ello conllevaría a una guerra de desgaste, ya que al no tener supremacía aérea, tendría que ser una guerra no convencional, lo que toma mucho tiempo y sobre todo, muchas vidas, y un desastre para ambas naciones.
El presidente Duque, ha mostrado un talante conciliador, ya que tiene que desempeñar el papel de víctima y demostrar ante la comunidad internacional, que Colombia, no quiere un conflicto con Venezuela, que solo ha tratado de ayudar a miles y miles de venezolanos que buscan la frontera buscando un mejor futuro. El gobierno Duque, jamás ha sido pusilánime, no ha y dejado de tachar al gobierno de Maduro como de Dictadura. Adicionalmente, hace el rol del hijo que le pide ayuda a su padre para que lo defienda y, es allí donde aparece la figura de Donald Trump, al mando del mejor y mayor ejercito de todo el mundo.
Maduro, al ver el respaldo de EE.UU., bajó la intensidad de su discurso ya que sabe, que puede permanecer indefinidamente como dictador en Venezuela, siempre y cuando no comience una guerra multinacional. Los venezolanos por si solos, no tiene como terminar una dictadura si el ejercito de su país no los apoya. Aquí cabe recordar, que Venezuela es el país del mundo con más Generales, fue así como Chávez y Maduro compraron y corrompieron la institución castrense. Cuba lleva 60 años de comunismo y así sigue, no hay ejército que la quiera derrocar, lo mismo puede pasar con Venezuela. Así que Maduro a pesar de su incompetencia, no creo que llegue a traspasar la frontera y comenzar una guerra donde el mayor perjudicado sea él.
En otro contexto para tener en cuenta, Rusia y China son aliados de Venezuela, pero sus gobiernos saben perfectamente que implicaría apoyar a Maduro en una invasión a otro país. Sus inversiones sería erradicadas, la deuda sería impagable y, todos sus proyectos con los recursos minerales del país acabarían de tajo. Así que ellos, no van a mover un dedo si invade Venezuela a Colombia. EE.UU. sabe de eso y, si ocurre, ellos tomarían inmediatamente la batuta de la contraofensiva para quedarse con todo el país, pero no pueden ser ellos quienes invadan a Venezuela primero, sin la excusa de la agresión a Colombia, ya que quedarían como un imperio invasor y, toda la comunidad internacional atacaría al gobierno Trump por inmiscuirse en asuntos internos de una país “democrático”, y allí saldría como gran vencedor de la política internacional el presidente Putin. Pero tranquilos, no faltan aquí los genios de los negocios, y ya están en campaña diciendo que Colombia necesita urgentemente remodelar el aparato militar. Es imperante la compra de aviones, misiles, sistemas antiaéreos, acorazados, y cuanto equipo militar existe en el mercado. Eso nos lleva a declarar la alerta a los colombianos, no vamos a tirar a la basura la riqueza de un país, para enriquecer a los señores de la guerra.
El presupuesto de nuestro país está desfinanciado, se están haciendo recortes en ciencia y tecnología, en educación, en infraestructura, en apoyo social y, ¿ así quieren que compremos armas?
Una fragata cuenta unos 650 millones de dólares, un helicóptero artillado unos 35 millones de dólares, un avión caza unos 86 millones de dólares, un tanque de guerra estándar cuesta unos 12 millones de dólares, y sumen y sumen. Aviones de reconocimiento, aviones para transporte, helicópteros de vigilancia, etc., etc., etc. También comprar las municiones, el entrenamiento, el mantenimiento, los repuestos. Atención Colombia!, vamos a caer como Venezuela, en despilfarrar el futuro económico del país en armas, que nunca se van a utilizar y, al cabo de unos pocos años serán obsoletas. Pies de plomo en la crisis. Maduro solo busca una excusa, y no se la podemos dar, y ser sensatos, nuestro país no puede empezar una carrera armamentista con la problemática económica en la cual vivimos.
El próximo 2 de octubre, habrá un paro nacional de las universidades públicas por falta de recursos y, ¿vamos a comprar armas?, ¡por favor!
Carlos Andrés Echavarría Blandón es Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, Especialista en Gestión Empresarial de la Universidad Santo Tomás, Creador de empresas y líder en emprendimiento con amplio reconocimiento público y privado en razón de sus Asesorías e interventorias.
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