ENERGÍA PARA EL ALMA (3)

Quiero hacer un alto en el camino, en el camino árido y agobiante que no conduce a ningún lugar.

Quiero no querer tantas cosas que solo lograrán un efecto: estorbar. Por eso no querer también es una opción atrevida de vida.

Quiero querer lo presente, y alimentar mi alma de lo vivido. No quiero hacer parte de esta sociedad decadente que viaja de prisa sin intentar conocerse.

Quiero sustraerme de la gran masa que se mueve sin cesar, que se agita... que se cansa simplemente.

Quiero tener las cosas suficientes para dar, y el mar de ilusiones para soñar.

Quiero una maleta liviana para escalar el Machu Pichú, y luego caminar hasta el Iguazú.

Quiero dar brillo al mundo. Quiero volar y volar en una vida sin fin, aportando luz a la oscuridad.

Quiero una comunicación vivida, que sea ajena al simple relámpago de fantasmas digitales.

Quiero conocimiento consciente, aquel que me de respuestas sencillas de vida y de libertad, renunciando a acumular conocimientos complejos al ritmo vertiginoso de quien nada entiende pero todo lo recibe a la vez.

Quiero congelarme sonriente en la lluvia, y abrazar al otro en el frío para sentir su calor.
Quiero rememorar a los griegos disfrutando del tiempo en parsimonia, sin detenerme a descontar el que se fue. Quiero tener tiempo para lo sensible, para el amor sin limites, para la simple contemplación.

Quiero volver a los libros para detenerme en sus paginas vividas, sus huellas imborrables de recuerdos, de tristezas, de alegrías, y de tiempo útil vivido. Quiero regresar a la mágica compañía de Gabo, Wilde, Borges, y Dickens.

Quiero volver a ser yo, escapando de la viral tecnología que me ahoga con su delirante galería de imágenes sucediéndose como fantasmas en un mundo caótico, incoherente y confuso.

Quiero recuperar mi vida para contemplar, disfrutar, comprender, examinar, y cuestionar ese pequeño espacio temporal que me ha reservado el cosmos.

Quiero vivir en la lentitud de mi locura, escapándome a tiempo para vivir en mi ser y en el de mis mas cercanos de carne y hueso.

No quiero ser uno más de los miles de millares de autómatas que viven atados a los objetos, que renuncian a sentir la caricia del viento, que olvidan mirar el cielo, que olvidaron el rostro del próximo, que no ven el ave que cruza, y que ignoran la presencia del árbol. Quiero construir para mi un mundo inmenso para sentirme libre y vivo. FZV17